Vestidos brillantes, muchas luces, aplausos
por montón y sonidos de los flash de las cámaras fotográficas son el recuerdo
que tengo del peor momento de mi vida. Segundos que fueron eternos en los
cuales lo único que pensaba era en que terminaran rápido, con alguna buena
frase que saliera de mi boca, para dar como explicación a mi extraño
comportamiento de aquella tarde en la cual los seguidores de la marca habían
sido defraudados. Siempre cuando uno quiere que el tiempo pase rápido, no da
resultado, siempre pasa lo mismo. Javier
me había dicho “simplemente da lo mejor de ti” y fue la frase aterradora que
rondaba en mi cabeza durante toda esas 2 semanas anteriores al desfile. Sí,
porque Javier mi jefe en mi nuevo y primer trabajo como diseñadora me había
asignado un lugar en el desfile en el mal Plaza Vespucio como la diseñadora a
cargo del desfile de Temporada Otoño de nuestra marca. Y, sí, digamos que
estaba nerviosa, tenía en mis manos una enorme responsabilidad para demostrar
que éramos lo que éramos, como marca de ropa, porque éramos grandes, buenos y
originales, por eso no podíamos defraudar a nuestros seguidores, yo no podía
defraudarlos y echar a perder, a demás, toda mi carrera como diseñadora.
Ya había llegado hace 3 meses a la marca, como
diseñadora, mis ideas eran buenas, respondía bien a lo que me pedían, los
clientes habían creído y confiado en mi y me sentía feliz por eso. Todo me
estaba resultando magnífico en esos últimos 3 meses, pero ¿por qué yo? Había
muchos diseñadores dentro de la empresa, algunos que llevaban años ahí y muchos
eran mejores que yo y con más experiencia. ¿Por qué me eligieron a mí para este
desfile entonces? Iban a estar reconocidas personalidades dentro de la moda y
el diseño, a demás de la gente como público que eran nuestros seguidores que
había que enganchar y no dejar huir. Tenia que aceptarlo y hacer todo lo
posible por demostrar mis aptitudes, ya que hasta podría ser que me habían
elegido por ser una cara bonita, una joven linda e inteligente, capaz, y no los
podría defraudar. Ahora entonces tenía que organizar los nuevos modelos de mi último
proyecto de diseños que ya habían sido aprobados por los gerentes y solo
faltaba poner manos a la obra. Había que realizarlo de la manera mas original y
transmitir la misma sensación que provoca en los consumidores de la marca, esta
misma, sin olvidar esta magia y sensación de diversión, habitual en la marca.
Todo parecía fácil y sencillo hasta llegar al
momento de tomar el micrófono y presentar este desfile junto al chispeante
animador “Nunca he sido buena para hablar en público y nunca lo seré, menos a
esta altura de la vida”, le decía a Javier. El me decía “Es solo la
presentación del desfile, dices unas pocas palabras, para hacerlo ver mas
profesional, además no eres fea, todo lo contrario, a demás te estamos haciendo
un favor, con esto serás famosa por tus diseños, no olvides que son de tu
creación, vamos firma y recuerda que no estas sola. Somos un equipo, aparte yo
también estaré ahí”. Con esas palabras de apoyo no podía hacer mas que ceder a
firmar el contrato de éste nuevo proyecto de “diseñadora y encargada del
desfile temporada Otoño femenino” que duraría 2 semanas, en las cuales mis
deberes serían organizar el desfile escogiendo los diseños que se modelarán,
diseñar la ambientación del escenario, supervisar las obras de instalación, música,
las graderías para el publico y coordinar las entrevistas con los gerentes
que darían el sí de aprobación al desfile. A demás debería supervisar el
desfile mismo y prepararme yo también para mi entrada al espectáculo, en el cual
tendría que decir unas pequeñas palabras al público, luego de ser presentada
por el animador. Esto era lo único que me atormentaba en mi labor de éste nuevo
proyecto. Yo siempre he sido de las últimas en postular a ser voceros de
grupos, en todo tipo de grupos que he participado, desde el colegio a la
universidad. Nunca me a gustado, interesado y ni siquiera soy buena para
exponer en público, cualquier tipo de tema. Nadie lo sabía, pero yo tenía pánico
escénico, que para los que no lo conocen, es cuando da nerviosismo o miedo, que
muchas veces puede hacer sentir mal hasta el grado de provocar un desmayo. Éste
miedo es al hablar, exponer un tema, o dirigirse a un grupo masivo de personas,
en el cual o logras hablar pero muy bajo el volumen de voz, o terminas sudando
frío, o muchas veces te desmayas.
¡Hola!
ResponderBorrarHasta ahora, me gusta bastante...a ver que pasa, durante el desfile. Espero pronto el próximo capítulo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarExcelente obra, seria bueno seguirla, igual puedes guiar a la gente con el tema del ataque de pánico, a parte de eso, la historia es muy buena, buen contenido también, espero la 2da parte con ansias!! ;)
ResponderBorrarsaludos!